Edición Especial 2015

Sanssouci Potsdam

El príncipe heredero sigue su propio camino

En 1730 se produce un drama en Prusia que deja consternada a toda Europa.

El joven príncipe heredero, Federico, se rebela contra su padre y huye con un amigo hasta que finalmente es arrestado, enfrentándose a una amenaza de ejecución. Los rumores se extienden a todas las casas reales de Europa. El emperador Carlos VI y el príncipe Eugenio interceden en favor del príncipe heredero, y el drama tiene un desenlace feliz: Federico vuelve a estar plenamente rehabilitado después de su arresto inicial.

Esto abre el camino a una de las figuras más extraordinarias de su época y de todos los tiempos: filósofo, artista, músico, estratega, legislador, monarca ilustrado Federico II, más tarde denominado el Grande (1712 - 1786), rey de Prusia y Elector de Brandeburgo, hace su aparición en la escena europea.

Los múltiples talentos del "roi charmant"

Cuando asume el cargo en 1740, el joven rey demuestra una notable amplitud de miras que prevalece durante todo su reinado.

Detrás de un gobernante capaz que persigue sus objetivos hay un hombre inteligente de asombroso talento. Federico se dedica activamente al estudio de la filosofía, la historia y la poesía. Diseña a su gusto hasta el último detalle de sus estancias privadas, elabora bocetos para Sanssouci e instaura el estilo rococó federiciano.

Con Catalina la Grande mantiene una estrecha correspondencia e incluso le dedica varios poemas. La intensa correspondencia que intercambió con el gran filósofo francés de la Ilustración, Voltaire, es considerada por los historiadores como un “diálogo que trasciende a su época”, y su valor ha perdurado durante siglos.

Estrategias de un gran monarca

En una época de continuos vaivenes del poder político europeo, Federico II demuestra su excepcional capacidad estratégica.

Bajo su mandato, Prusia se convierte en una gran potencia. Al mismo tiempo, incorpora sus ideas ilustradas a la política. Se define a sí mismo como el “primer servidor del Estado” y en sus primeros años causa sensación en Europa al abolir la tortura.

Tolerancia y apertura son los principios básicos de su pensamiento, y su lema es “Cada uno debe perseguir su propia felicidad”. También demuestra ser un visionario en política exterior: firma un tratado de comercio y amistad con Estados Unidos en el que también participan los padres fundadores estadounidenses Benjamin Franklin y Thomas Jefferson.

En la cima de la fama

Después de la Guerra de los Siete Años y la victoria sobre la poderosa monarquía de los Habsburgo, la gran e influyente Silesia pasa a formar parte de Prusia.

"Federico es aclamado como un genio militar, recibiendo a partir de entonces el sobrenombre de “el Grande”. Como muestra de su victoria, manda erigir su mayor y más ambiciosa obra de arte: el palacio de Sanssouci."

Magníficos salones de baile, impresionantes galerías… todo pensado para asegurarse que los invitados de la aristocracia alemana y europea pudieran celebrarlo por todo lo alto. En todo este esplendor jugó un papel especial la decoración con piedras preciosas naturales, algo que Prusia tenía en abundancia tras la anexión de Silesia: paredes revestidas de mármol de distintos colores, suelos cubiertos de jaspe, amatista y serpentina... el interior del nuevo palacio no tenía parangón en Europa.

La apoteosis de la piedra natural

Como rey versado en piedras naturales decorativas, Federico el Grande siente un interés personal y regio por los ricos yacimientos de Silesia, posteriormente utilizados para hacer justicia al nuevo estatus de Prusia.

Un derecho especial de soberanía reservaba al monarca la exclusividad sobre las piedras preciosas, especialmente la crisoprasa, unas piedras de color entre verde esmeralda y manzana que son la variedad de cuarzo más apreciada. Federico el Grande viaja personalmente a Silesia para escoger las más hermosas. El nuevo palacio es la culminación de este interés real.

Este espléndido edificio supera a los demás castillos federicianos en la profusión y variedad de piedras naturales utilizadas. Su fascinante arquitectura ha sido la fuente de inspiración para la Edición Especial “Sanssouci, Potsdam”.

Creada por maestros artesanos

El diseño de la Edición Especial “Sanssouci, Potsdam” supone todo un reto de creación artesana.

El taller de piedras preciosas de Herbert Stephan estaba especialmente predestinado para esta tarea como continuador de la gran tradición de los talleres de piedras preciosas de Idar Oberstein, que datan del siglo XV y aún hoy conservan un renombre mundial. Los maestros artesanos han demostrado sus excepcionales habilidades con sorprendentes resultados: el cuerpo bañado en platino y el capuchón están adornados con cuatro serpentinas verdes de Silesia y un cuarzo ahumado ruso, ambos tallados y pulidos a mano.

La Edición Especial en oro combina un baño de oro de 24 quilates con una serpentina verde y una de las raras crisoprasas, la piedra favorita de Federico el Grande. Las crisoprasas dejaron de extraerse hace muchos años y solo se encuentran en el mercado de antigüedades.

Presentación de alta calidad

Cada pieza está individualmente numerada y se presenta en estuche de madera pulida color negro intenso. Un certificado con la firma personal de Herbert Stephan garantiza la autenticidad de las piedras naturales utilizadas.

El estuche de madera se puede utilizar como estuche de coleccionista, ya que cuenta con espacio adicional para otras seis piezas de escritura.