Edición Especial 2016

Schloss Schönbrunn Viena

Amor y esplendor

En 1736, María Teresa contrae matrimonio con Francisco Esteban de Lorena, al que conocía y apreciaba desde la infancia. Se trata, para la época, de una insólita unión por amor.

La pareja regente pasa los meses de verano en el palacio Schönbrunn, que María Teresa se encarga de reformar: “Cuando dos personas están unidas y se quieren de verdad, no deben escatimar esfuerzos”, escribe la emperatriz a una amiga.

El suntuoso edificio de 1441 habitaciones se convierte en el centro político y cultural del imperio de los Habsburgo. Aquí se deciden asuntos importantes, se celebran fiestas
por todo lo alto, y en el teatro del palacio actúan, entre otros, Joseph Haydn y Wolfgang Amadeus Mozart.

La extraordinaria expresión de un profundo afecto

Tras 29 años de feliz matrimonio, María Teresa pierde en 1765 a su querido esposo de forma inesperada. Sobre ello escribe: “He perdido a mi esposo, a mi amigo, el único objeto de mi amor”.

Después ordena decorar su antiguo despacho con lo más preciado para ambos, aquello que mejor expresa su amor por Francisco Esteban: “No hay nada en el mundo, ni siquiera los diamantes, que me importe gran cosa; solo me agradan los objetos de China, especialmente los lacados”.

En aquella época, la laca era, debido a la laboriosa extracción de la savia del árbol de la laca, sumamente valiosa, y representaba el lujo y el gusto exquisito. María Teresa no escatima en gastos a la hora de plasmar la pasión compartida por el arte de la laca del Lejano Oriente a través de la decoración de la sala en memoria de Francisco Esteban.

Una joya hecha de recuerdos

Entre las magníficas piezas de la gran colección del palacio Schönbrunn se encuentran valiosos biombos chinos de la manufactura imperial de Pekín.

Los paneles lacados en negro, magistralmente pintados en oro con la técnica china miaojin, se colocan en 1770 sobre un revestimiento de madera de arce rizado y se completan con marcos dorados.

Paisajes, pagodas y motivos florales pintados finamente en oro cautivan desde entonces en la sala Vieux Laque, escenificando la dicha, la riqueza, la eternidad y la inmortalidad.

Obra maestra de artesanía

Con origen en China, y existencia constatada ya en tiempos de la dinastía Shang (1600 – 1046 a. c.), el arte de la laca se extiende, entre otros, a Japón.

Allí sigue perfeccionándose en diferentes técnicas. El arte de la laca alcanza su mayor auge en el siglo IX. Los objetos de madera, arcilla o metal se cubren de finísimas capas de laca y se decoran con figuras, adornos o incrustaciones de nácar o marfil.

Los paneles de la sala Vieux Laque son, por tanto, expresión de una artesanía perfeccionada a lo largo de miles de años.

El aura del lejano oriente en todo su esplendor

Para el diseño del Pen of the Year 2016 hemos contado con auténticos artistas en su campo:

La restauradora de la sala Vieux Laque, Silvia Miklin, y el artista japonés especializado en la técnica maki-e, Tomizo Saratani. Juntos hemos desarrollado un motivo dividido en tres partes que, a su vez, conforman un todo. Las tres placas se trabajan a mano en laboriosos pasos: primero se les aplican varias capas de laca negra, con el correspondiente pulido y horneado.

A continuación, el artista pinta cuidadosamente el motivo sobre la laca y esparce repetidas veces polvo de oro de 24 quilates sobre el dibujo aún húmedo en diferentes tonalidades. Se produce así un relieve que, aún tras la aplicación de varias capas de laca, sigue siendo perceptible. De este modo se consigue ese tacto tan característico de la técnica
de lacado hiramaki-e.

Escritura de lujo

La versión bañada en platino del Pen of the Year 2016 está inspirada en el diseño de la sala Vieux Laque de una forma muy especial.

Láminas de ónice negro intenso pulidas a mano engastadas en marcos laboriosamente trabajados y bañados en platino contrastan de forma fascinante con el arce rizado individualmente veteado.

La versión bañada en platino se limita a 500 estilográficas y 150 rollers. La edición especial especial en oro consta de 120 plumas estilográficas y 50 rollers.

Presentación de alta calidad

Los útiles de escritura, numerados individualmente, se presentan en un estuche de madera negra brillante pulida. Un certificado con la firma personal del jefe de taller de la manufactura de piedras preciosas Herbert Stephan garantiza la autenticidad del ónice utilizado.

El artista Tomizo Saratami certifica la pintura con oro de 24 quilates. En las dos versiones, el capuchón está adornado con un ónice facetado tallado y pulido a mano.